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El branding es sumamente valioso para sobresalir y dotar de valor a tu marca.

En una era donde las marcas no solo son imágenes o conceptos, es importante considerar el impacto que éstas tienen en el mercado actual, así como la manera en la que se están comunicando sus mensajes con el soporte de una estrategia sólida y otros elementos visuales que envuelvan la identidad de la misma. Para cualquier empresa, el branding es sumamente valioso, pues cada vez que lanzan un producto al mercado deben trabajar en el mismo para sobresalir y dotar de valor todas tus acciones.

Es importante tener muy claros los pilares de nuestra marca para realizar un buen branding. Para lograr una estrategia de branding, es importante considerar los siguientes puntos:

Propósito: es el elemento base de la marca, su base. Desarrolla la necesidad del consumidor hacia tu marca en paralelo con una solución única que cautive a tus clientes.

Visión: en este punto, se debe mirar al futuro de una marca, hacia dónde debe ir para lograr sus objetivos. Los responsables de la estrategia deben definir el mejor rumbo para lograr los objetivos deseados.

Misión: aquí es donde el propósito y la visión se unen para saber qué se debe hacer. Es lo que se espera conseguir y lo que hace que la campañía avance con un sentido coherente y firme. Esto ayudará además a desarrollar la imagen que quieres proyectar en el mercado donde nos desenvolvemos.

Valores: Son lo que harán que tu marca conecte con los consumidores. Defienden las tácticas trazadas, las ideas principales y dan sentido a todas las acciones; los valores te permiten definir incluso la imagen que proyectarás.

Posición: este es el lugar que ocupa tu marca frente a la audiencia, tus competidores y lo que la hace diferente (valor agregado). Este punto se define por elementos externos con los que se puede jugar para tomar delantera de forma inteligente.

Personalidad: es importante que para que el consumidor conecte con tu marca, vea a ésta como una persona con la que pueda hacer “clic”, con la que se identifique y siga con admiración… Como cuando conocemos una nueva amistad o un personaje histórico.

Tono de voz y lenguaje: una vez que sabemos su personalidad, de inmediato podemos definir como hablará, tomando en cuenta a quién se dirige… No hablamos igual a una adolescente que a un adulto mayor; es importante saber esto para dar más peso a nuestros mensajes.

Mensaje central: Es el eje de nuestra comunicación del cual se pueden desprender submensajes que soporten nuestra idea principal. Este es el corazón de nuestra marca y es la carta de presentación hacia con los clientes.

Sistema de identidad visual: Teniendo la esencia de tu marca, es importante darle una imagen, un rostro visualmente atractivo, pero que también tenga sentido con la personalidad y con el servicio que ofrezca tu marca.

Expresión: es el resultado de todo lo anterior, pues aquí sabemos cómo se habla de tu marca. Es un elemento externo que te permitan posicionar el mensaje deseado y dar consistencia a la imagen de tu marca.

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43,900,000 resultados, es la cifra que arroja el buscador al “googlear” la palabra BRANDING. Como podrás ver hay demasiada información al respecto. ¿Qué es el branding?, es una pregunta que debemos responder si lo que queremos es poder opinar cuando nuestros amigos mercadólogos hablen del tema, pero si lo que queremos es aplicarlo en nuestra vida personal y profesional las preguntas correctas serian ¿Para qué sirve? y ¿Qué tengo que hacer para que funcione?

Para decirlo de una forma simple, el branding sirve para crear marcas atractivas, diferenciables y con una propuesta de valor única, o al menos esto es lo que deberíamos obtener al finalizar el proceso. Pero, si este es el resultado obvio de seguir una metodología, ¿Por qué existen marcas que a pesar de haber surgido de un proceso de branding, fracasan?

Para entender esto debemos reconocer que no existen fórmulas mágicas, el branding no asegura el éxito de una marca, pero si en el proceso se toma en cuenta lo que explicaré a continuación, podremos incrementar sustancialmente las probabilidades de obtenerlo.

El “secreto” en el proceso de construcción de una marca está en descubrir que tan genuina, sólida y útil es la idea que queremos convertir en un producto o servicio, en descubrir cual es la verdadera propuesta de valor e incluso si ésta existe o no.

espada

Cual espada, cuya hoja debe ser calentada y forjada a golpes contra el martillo y el yunque, debemos poner nuestra idea  sobre la mesa y someterla a un proceso riguroso de preguntas y respuestas, debemos “calentarla” con la duda y golpearla con la razón contra la realidad.

Las preguntas que nos servirán para poner a prueba nuestra idea son aquellas con las que nuestros competidores intentarán en algún momento desacreditarnos y con las que nuestros prospectos se resistirán una y otra vez para tratar de demostrar que nuestra marca no les ofrece nada nuevo.

A continuación presentaré 20 preguntas que serán de mucha utilidad para el escrutinio de nuestra propuesta de valor:

1. ¿Mi producto o servicio realmente es necesario para satisfacer una necesidad o resolver un problema?

Esta es la primer pregunta que deberíamos hacernos ya que es la más obvia, la que todo mundo nos hará cuando tratemos de vender nuestro producto y la que nuestra marca debe ayudar a responder sin dejar lugar a dudas.

2. ¿Cual es la propuesta de valor de mi marca?

3. ¿Conozco todos los productos, marcas y propuestas de valor existentes con los que competirá mi marca como para defenderla ante cualquier persona?

4. ¿Por qué a nadie se le había ocurrido antes esta idea?

Si ya existe:

5. ¿Que me hace pensar que mi idea será bien recibida por el mercado?

6. ¿Qué es lo que hace diferente y mejor a mi producto comparado con los que ya existen?

7. ¿Vale la pena tratar de innovar en el sector en el que estoy tratando de insertar mi idea?

8. ¿Por qué debería alguien gastar su dinero en mi producto?

9. ¿Cuales son la garantías que ofrece mi marca?

10. ¿Son éstas garantías reales?

11. ¿Mi servicio o producto es ético?

12. ¿Cuales son los valores personales que le quiero transferir a mi marca?

13. La forma en la que operaré, produciré y venderé mi idea ¿es ética?

14. ¿Afectaré de manera negativa a alguien con mi actividad comercial?

15. ¿Cuál es el principal motivo por el que quiero lanzar una marca nueva con “X” producto o servicio?

16. ¿Me interesa realmente resolver un problema o mi principal preocupación es hacer dinero?

17. ¿El problema o la necesidad que resolverá mi marca es un problema que me afecta de manera directa?

18. ¿Durante cuánto tiempo mi idea será viable antes de ser superada por una idea nueva?

19. ¿Yo, consumiría mi propio producto?

20. ¿Como veo a mi marca dentro de 20 años?

Con este escrutinio podremos empezar el proceso de Branding de nuestra marca. Lo importante es contestar cada una de las preguntas con total sinceridad, y dependiendo de cada respuesta hacer los ajustes necesarios para reforzar nuestro concepto.

Debemos estar conscientes de que el proceso de Branding es un proceso de auto-descubrimiento, en el que crearemos una personalidad para nuestra marca imprimiendo en ella nuestros propios valores.

Si no somos nosotros quienes ponemos a prueba nuestra propia idea para saber qué tanto puede resistir y cual es su verdadero potencial, tarde o temprano lo hará el mercado, lo harán nuestros competidores y ellos no nos darán oportunidad de superar nuestras debilidades, es aquí en donde radica el secreto del Branding, en un proceso previo al que me gustaría llamar “Brand Forging”.